En las circunstancias actuales, donde fidelizar es imprescindible, dominar los talentos para poder actuar como un líder orientado a la formación de los anfitriones cinco estrellas es imprescindible. Se trata de conseguir convertir a los campistas en embajadores virales, proactivos y positivos, que nos recomienden, según explica el profesor Domèneq Biosca en este artículo.

Domènec Biosca Vidal
dbiosca@educatur.com

Tan sólo a aquellos que se sientan seguros ante el vacío y las críticas no les creen tensiones, les gratificará imaginar alternativas, escogerlas, rectificar como un acto de sabiduría, creyendo en lo más profundo de su alma que escuchar es enriquecerse, prefiriendo el éxito del equipo al suyo propio, consiguiendo que su mente rebose de positivismo, proactividad y posibilismo sosegado por el rigor de los números y tendencias, disfrutando y consiguiendo que en su alrededor todos también se ilusionen, para liderar si potencian estos cinco talentos.

1. El talento de hacerse entender: es decir, de crear un clima de adhesión racional, reflexivo y de atención, pero no de tensión, consiguiendo que los colaboradores tengan claro lo que se espera de ellos, que no haya dudas. Para ello, debe prepararse en las técnicas de comunicación y conducción de reuniones.

2. El talento de escuchar atentamente: es la única forma de saber lo que piensa la competencia, el cliente, el empleado y el accionista. Puede optar por oír pero no escuchar, queriendo tener razón sin averiguar si esta razón también coincide en todo o en parte con la razón del otro interlocutor; o puede optar por oír y escuchar, entendiendo por ello la reflexión de lo que su interlocutor le está diciendo para poder coincidir o no, pero siempre entendiendo y conociendo sus razones para llegar a un posible acuerdo.

3. El talento de entrenar: he preferido utilizar la palabra entrenar por lo que tiene de enseñar lo teórico y lo práctico. Sólo aquel líder que escoja el camino de enseñar en cuanto acompañar y adiestrar, de forma breve, no con sesiones maratonianas y aburridas, los conocimientos que puedan ser aplicados de forma inmediata, con continuidad, conseguirá componer un equipo coordinado, eficiente con armonía. Con objetivos comunes, y con un estilo compatible de dirigirse los unos a otros. Un equipo no se consigue por casualidad ni se encuentra en una esquina. Hace falta crearlo, es decir, entrenar a sus componentes y el líder predicando con su ejemplo.

4. El talento de no desmotivar: he preferido utilizar esta expresión en lugar de la de motivar, porque he llegado a la conclusión de que motivar es tan complejo que su aplicación cae en el mundo de los imposibles. En cambio, concretar lo que no hay que hacer para no desmotivar es posible, si se hace de forma práctica y amena.

5. El talento de controlar para rectificar: son muchos los directivos que, o no controlan a tiempo real con lo que consiguen ser sorprendidos por los errores y a veces con la crisis, o controlan para cazar a los culpables, haciendo caer todo el peso de los galones de mando sobre el colaborador. Controlar significa pactar o concretar la información que desea recibir, cuándo la quiere recibir, cómo quiere que se la presenten e incluso, el tipo de análisis que desea que se efectúe, con un único objetivo, poder rectificar a tiempo real si fuese preciso. Cuando un «controller» detecta un error, debe avisar primero al interesado. Lógicamente, cuando el controlado no rectifica, se deberán tomar las medidas oportunas.

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