jueves, 28 de marzo de 2024
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Quizá el titular de este artículo te parezca excesivo, pero si lo analizas, son las tres únicas alternativas para la empresa familiar hoy día. Y nos lo explica en estas líneas Jordi Tarragona, consejero de familias empresarias y abogado. Profesor de Empresa Familiar en ADE Universitat Central de Catalunya y autor del libro “Ángeles y Demonios de la Familia Empresaria”, publicado por Profit Editorial.

En la empresa familiar el substantivo es empresa, familiar es el adjetivo. Frente a las consecuencias de la covid, parafraseando a Josep Tàpies (IESE), las empresas tienen tres alternativas: Resistir, Reinventarse o Replegarse. Para decidir que es mejor se han de analizar los diferentes escenarios futuros y la viabilidad del negocio en ellas. Los escenarios vienen determinados por factores sobre los que no podemos influir, y la viabilidad puede depender de cuestiones como el sector, la caja, la inventiva o las ganas. Al decidir hemos de tener en cuenta los cambios estructurales ya preexistentes, como los tecnológicos o de economía circular.

Resistir significa mantener el modelo de negocio, y puede requerir rebajar los gastos, aplazar pagos o reestructurar el negocio, reduciendo mercados o carteras de producto. El superviviente puede tener la ventaja de quedarse con “todo el pastel”, aunque puede ser reducido. La resistencia numantina, de “morir con las botas puestas” como el general Custer, puede llenar de orgullo, pero no es nada recomendable.

equipos de protección y seguridad para las tiendasReinventarse en lo más recomendable cuando el modelo de negocio actual no es viable. Puede significar “vender lo mismo de diferente forma” o cambiar radicalmente de negocio como hizo Nokia pasando de fabricar papel a zapatos, y después teléfonos móviles. Reinventarse puede ser también cambiar de lugar en la cadena de valor, o ampliar el espacio que se ocupa en ella.

Replegarse es lo que toca cuando no podemos resistir ni reinventarnos. El repliegue ideal puede ser vender la empresa, para que continúe en manos de otros. De esta forma se salvan puestos de trabajo, y se hace caja –tal vez para iniciar en su momento un nuevo proyecto-. Si no se puede vender, ni por un euro, lo que toca es cerrar.

Para decidir, lo más conveniente es analizar las debilidades y fortalezas que se tienen, y las amenazar y oportunidades que hay. De ha de tener en cuenta a todos los ‘stakeholders’ (personas con interés legítimo), que en el caso de una empresa familiar incluirá a la siguiente generación. Al tomar la decisión se demostrará cuáles son realmente la misión, visión y valores de la empresa y de la familia.

Se puede ayudar a las familias empresarias a analizar las alternativas, teniendo en cuenta todos los factores y puntos de vista; pero la decisión ha de ser suya, porque son ellas y sus continuadores los que tendrán que vivir con sus consecuencias.

Este artículo ha sido publicado originalmente en Diffusion Sport, medio perteneciente a Peldaño.